La tartamudez es una disfluencia o trastorno de la fluidez al hablar, por lo que no es una enfermedad, sino una dificultad involuntaria en el dominio de una técnica. Es más común en hombres en proporción de 4 a 1, y se responde mejor cuando hay tratamiento oportuno.
También llamada balbuceo o habla no fluida, la tartamudez es un desorden del habla que se presenta en dos de cada cien personas y del cual todavía no se conocen sus causas con exactitud, aunque se sospecha que hay un condicionamiento genético.
La distinguimos cuando una persona, principalmente niño de entre 2 y 7 años de edad, muestra características peculiares:
- Repite con frecuencia algunos sonidos, sílabas o palabras.
- Al hablar parpadea rápidamente, y suele desviar la mirada de su interlocutor, moviendo y sacudiendo cabeza y manos (tics).
- Labios y mandíbula tiemblan, además de que es común observar gesticulación exagerada de la boca.
- Manifiesta visible tensión emocional y física.
Ciertamente, la persona tartamuda no es menos hábil o inteligente que otros individuos, pero el entorno social contribuye a acentuar su problema a través de burlas y parodias que son producto del desconocimiento de esta singular alteración, por lo que es conveniente que los padres de niños que "se traban al hablar" conserven la calma ya que, además, regaños o exigencias para abandonar este hábito resultan contraproducentes. Igualmente, quienes convivan con un adolescente o adulto con disfluencia deben hacer más por comprender que por criticar.
Tipos y causas
Debe aclararse que existen varios tipos de tartamudez:
- Neurogénica. Se produce debido a problemas en la transmisión de señales entre cerebro, nervios y músculos.
- Psicógena. Se cree que su origen está en el área cerebral que dirige pensamiento y razonamiento. Este tipo de tartamudez puede ocurrir en personas con una enfermedad mental o en quienes han experimentado estrés mental o angustia; sin embargo, aunque esta condición puede causar problemas emocionales, no se cree que sea el resultado de éstos.
- Del desarrollo. También conocida como "disritmia del discurso" o "tartamudez funcional o fisiológica", es el tipo más común y ocurre en los niños; se debe a que, conforme se desarrollan los procesos de habla y lenguaje, los pequeños no son capaces de emitir todos los sonidos.
De los 2 a los 7 años de edad, todo individuo atraviesa por un período normal de tartamudez; es común que al comenzar a hablar se repitan algunas sílabas o haya demora para iniciar la pronunciación de una palabra, pues aunque ya se maneja buena cantidad de vocablos y noción de cómo combinarlos, todavía no existe la seguridad de que se haga buen uso del lenguaje.
Si bien la predisposición a tartamudear puede transmitirse de padres a hijos, a menudo hay factores durante el aprendizaje del habla que pueden hacer que este problema sea fijo y no condición transitoria:
- Padres muy ansiosos, exigentes, agresivos o drásticos con sus hijos, quienes esperan que los pequeños hablen, piensen y actúen como adultos.
- Retrasos en el desarrollo del lenguaje.
- Ambiente hogareño tenso, competitivo y de mínimas oportunidades de diálogo entre sus integrantes.
Debido a que algunos niños reaccionan a tales actitudes con miedo y tensión, es mayor la probabilidad de que el tartamudeo persista. Cierto, padres u otros familiares no tienen la culpa directa de esta disfluencia, pero su actitud es crucial en la evolución del problema.
¿Hay algún tratamiento?
Cuando los padres estiman que los problemas del habla de su hijo persisten e impiden su adecuada convivencia, o bien, un adolescente o adulto se considera con gran dificultad para expresarse, es conveniente acudir a un especialista en habla (psicólogos o psiquiatras especializados en trastornos del lenguaje), a fin de que se realice el diagnóstico con base en dos aspectos: historia del desarrollo del desorden y resultados de pruebas de habilidades.
Aunque se estima que no existe cura definitiva para la tartamudez, un diagnóstico oportuno puede evitar que se vuelva un problema de toda la vida. El tratamiento será más efectivo en cuanto más temprano se distinga el problema, y se especificará de acuerdo con la edad del paciente, estado general de salud, historia médica, avance del desorden, aceptación de determinados medicamentos (en caso de que el problema se deba a ansiedad y sea tratado por un psiquiatra), procedimientos o terapias, y preferencia del paciente (o de su familia).
El objetivo del tratamiento es concentrarse en volver a aprender a hablar o deshacerse de los modos incorrectos en el uso del lenguaje, en ocasiones con ayuda de medicamentos y dispositivos electrónicos. Asimismo, y ya que la tartamudez se vincula con situaciones traumáticas cuyas vivencias se encuentran vigentes en el inconsciente (de ahí también los tics), se recomienda que estos pacientes acudan a psicoterapia, pues la experiencia ha demostrado que a partir de las primeras sesiones se pueden alcanzar muy buenos resultados.
Básicamente, lo que se buscará es que el paciente haga consciente la circunstancia que lo llevó a la disfunción, y a que no se elaboren fantasías de minusvalía o agresión. En particular, el adulto que padece tartamudez debe comprender que es una persona que también tiene autoridad, capacidades y medios para defenderse, de modo que se elimine la carga anímica y social que causa tensión.
Recomendaciones para todos
La tartamudez no es una dificultad que atañe a una sola persona, sino que es también de incumbencia familiar, profesional, educativa y social. Por ello, hacemos un recuento de consejos para que se ayude a un niño o adulto tartamudo a superar su problema:
¿Qué hará un padre o madre para ayudar a su hijo tartamudo?
- Debe proporcionar una atmósfera relajada en el hogar, tanto para que el pequeño tengan oportunidad de hablar como para que él pueda escuchar atentamente; se debe sostener una plática de al menos 5 minutos, diariamente.
- Se recomienda esperar a que el niño diga las palabras sin que se le interrumpa o complete la idea.
- Se evitará pedir que el niño hable para otros.
- Usted puede hablar lentamente y de forma relajada, a fin de animar al chico a pronunciar de la misma manera.
- Se procurará no criticar, castigar o pedir que el pequeño repita las palabras correctamente. El progenitor puede esperar 1 ó 2 segundos antes de responder, con lo que ayudará a aliviar la tensión.
- Cuando el niño tartamudea, su tutor, sin prisa alguna, le responderá empleando algunas palabras que utilizó; por ejemplo, si dice: "m-m-mira, est-t-tá lloviendo-do", se le debe contestar lentamente: "sí, hijo, está lloviendo, ¿te gusta ver llover?".
- Ante todo, los padres deben respetar y querer a su hijo, haciéndole saber de manera abierta que se le ama y se valora el tiempo que pasan juntos.
- Se hablará abiertamente sobre tartamudez si el niño saca el tema.
¿Cómo actuará un profesor cuando un niño en su grupo presenta disfluencia?
- Si observa burlas hacia el niño con problemas para hablar, conversará con sus alumnos acerca del respeto y la comprensión que hay que observar por las diferencias individuales.
- También es muy útil dejar de tarea que investiguen acerca de qué es la tartamudez.
- Si algunos compañeros persisten en su actitud, hablará con ellos aparte y les explicará que tartamudear representa un problema para ese niño y que las burlas pueden agravar su situación; no deben ser castigados, sólo corregidos.
- Puede fomentar normas para hablar en sus pupilos: que nadie interrumpa o termine las palabras en lugar de otros chicos.
- Asimismo, indicará abiertamente que los alumnos pueden tomarse todo el tiempo que necesiten para responder.
- Tratará al niño con disfluencia de la misma forma que trata a sus compañeros, y sólo al inicio le realizará preguntas que pueda contestar con pocas palabras.
- Es muy útil que hable con el pequeño en privado y le explique que su forma de hablar no es molesta, de modo que adquiera confianza y solicite ayuda cuando lo necesite.
- Debe reunirse con los padres del niño que tartamudea para conocer sus expectativas y preocupaciones.
- Si duda cómo ayudar al pequeño, se le recomienda consultar a un especialista, y si el niño asiste a terapia, puede pedir orientación a la persona que lo atiende.
Trato con un adolescente o adulto tartamudo
- Se eliminarán comentarios como: "habla más despacio", "no te pongas nervioso" o "relájate", pues se crea más tensión.
- Se evitará completar las frases.
- Debe mantenerse el contacto visual, nunca avergonzarse, hacer mofa o reírse de la situación.
- Al dirigirse hacia un tartamudo se utilizará un ritmo pausado y tranquilo, pero sin parecer poco natural o exagerado.
- Se hará saber a la persona con disfluencia que lo más importante es lo que dice y no cómo lo dice.
- Si la persona sale bien del bloqueo o habla con fluidez, se evitarán frases como: "¡qué bien lo hiciste!", "felicidades", ya que esto hará que el tartamudo se sienta evaluado cada vez que habla.
- Ante todo, cuando se converse con un tartamudo se deberá comportarse igual que lo haría con cualquier otra persona.
Finalmente, esta ayuda contribuirá a que la persona con disfluencia alcance una tasa adecuada de habla fluida y a que comience a cambiar la imagen y concepto que tiene de sí mismo.
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